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lunes, 25 de junio de 2018

Microsoft compra Bonsai, una startup especializada en el desarrollo de inteligencia artificial

El equipo de Bonsai (gentileza de Bonsai)
El equipo de Bonsai (gentileza de Bonsai)
Microsoft anunció la firma de un acuerdo para comprar Bonsai, una pequeña startup especializada en el desarrollo de inteligencia artificial. De esta manera, la compañía apuesta a seguir creciendo en el desarrollo de este tipo de tecnología.
Bonsai está ubicada en Berkeley, California y, según se destaca en el comunicado, la incorporación de esta startup ayudará a que los desarrolladores de Microsoft puedan desarrollar los "cerebros" detrás de los sistemas autónomos con mayor facilidad.
No se dieron a conocer detalles sobre la compra: ni el precio ni el modo, pero sí se sabe que el CEO de la compañía es Mark Hammond, un ex empleado de Microsoft (trabajó allí como desarrollador entre 2002 y 2004) y que la empresa, desde que se abrió en 2014, consiguió reunir 13,6 millones de dólares. De hecho, Microsoft es una de las compañías que, en su momento, invirtió en este emprendimiento que ahora decidió comprar.
Microsoft apuesta a convertirse en líder en el desarrollo de inteligencia artificial (Getty)
Microsoft apuesta a convertirse en líder en el desarrollo de inteligencia artificial (Getty)
El negocio de Bonsai está desarrollado en TensorFlow, una biblioteca gratuita y de código abierto desarrollada por Google y que compite con CNTK, la herramienta para desarrolladores de IA que tiene Microsoft.
Sin embargo, esto parece no importarle a Microsoft,rt que busca, con esta compra, mejorar sus posibilidades de competir en el mercado y de darle otro impulso más a Azure, su servicio en la nube.
Bonsai desarrolló una novedosa forma de entrenamiento para la inteligencia artificial, dentro de un entorno simulado. Esta plataforma de aprendizaje sirve para capacitar a sistemas de automatización en general que se pueden emplear en robótica, vehículos y básicamente en cualquier sistema inteligente.
Esta herramienta se utilizará y gestionará a través de Azure. Así "Microsoft tendrá una solución completa para construir, operar y mejorar los 'cerebros' de los sistemas autónomos", se remarca en el comunicado.
Sin dudas, esta es una estratégica que busca potenciar Azure y posicionar a Microsoft como un jugador fuerte en el desarrollo de inteligencia artificial. De este modo sale a competir, entre otros, con IBM y su cerebro digital, Watson.
En el último tiempo Microsoft estuvo particularmente activa: compró Flipgrid, una plataforma educativa y  GitHub, el popular sitio entre los programadores que dice tener la mayor cantidad de códigos de computación en el mundo.

Qué son los "órganos en un chip" que están revolucionando la investigación médica

Marina Simian, del Instituto de Nanosistemas de la UnSam


"La mayoría de los ensayos pre-clínicos que actualmente se realizan en ratones fracasan. En oncología, por ejemplo, solo el 5% de las drogas que entran a fase 1 termina siendo aprobada", dice la investigadora Marina Simian, especialista en el desarrollo de nuevos tratamientos para el cáncer de mama mediante el uso combinado de drogas tradicionales y nanotecnología en el Instituto de Nanosistemas de la Universidad Nacional de San Martín (INS-UNSAM). Simian advierte que, en el ámbito científico, se está reflexionando sobre cómo invertir mejor los recursos y una posibilidad es reemplazar las pruebas en animales por lo que se conoce como organoides, desarrollados con células humanas, "porque se busca que sea lo más reproducible a nuestra biología".
Estos organoides (que también son denominados órganos en un chip, por el inglésorgans on a chip), son "una unidad funcional de un órgano, capaz de reproducir en cultivo la estructura biológica y la función de su contraparte in vivo", aclara Simian, y explica que el origen de estos organoides puede ser múltiple: una pequeña parte de un órgano, células reprogramadas o células embrionarias.
"Esto es una revolución: se da una conjunción entre el fracaso del sistema actual y el descubrimiento de determinados métodos, tanto de cultivos de células como de microfabricación. Es un momento en el que se combinan todas estas cosas y se puede dar un paso hacia adelante", destaca la especialista y advierte que el hecho de que se trate de estructuras en tres dimensiones es fundamental en la investigación, ya que en la actualidad se trabaja con células planas o en dos dimensiones, y la interacción entre ellas, así como las reacciones que presentan frente a los tratamientos, son totalmente diferentes cuando se las estudia de uno u otro modo.
Actualmente, existen dos métodos para "armar" estos organoides. Uno de ellos es conocido como top down, que parte de biomateriales sintéticos y células aisladas que se combinan para formar una estructura que remeda o emula al órgano en miniatura. El otro método es el denominado bottom up, mediante el cual se aprovecha la capacidad de auto-organización que tienen las células. "En nuestro laboratorio trabajamos con esta última metodología y esperamos más adelante poder trabajar en las top down, que requieren un proceso más interdisciplinario", afirma Simian, que es doctora en Ciencias Biológicas, y subraya que, junto con su equipo de alrededor de diez especialistas, entre becarios e investigadores, lograron cultivar y emular células tumorales de bioblastoma y de un tipo de cáncer de mama en particular, junto con otras células del sistema inmune denominadas macrófagos, que de algún modo protegen y ayudan al tumor a sobrevivir a los tratamientos conocidos.
"Estamos empezando a tratarlos y a estudiar en detalle qué es lo que pasa cuando les aplicamos distintos tipos de nanopartículas dirigidas, que contengan medicamentos o material genético que permita reprogramar a los macrófagos", explica Simian, que se desempeñó como becaria posdoctoral e investigadora del CONICET en el Instituto de Oncología Ángel H. Roffo durante más de diez años, y adelanta: "Ahora que están todas juntas, vamos a tirarles nanopartículas que alteren o afecten específicamente a células del sistema inmune, porque queremos ver si eso hace que desaparezca el tumor".
Marina Simian, del Instituto de Nanosistemas de la UnSam
Marina Simian, del Instituto de Nanosistemas de la UnSam Crédito: Agencia TSS

Laboratorios sin ratones

El uso de ratones para la investigación en laboratorio ha comenzado a ser cuestionado durante los últimos años, no sólo porque es un método costoso y por el sufrimiento que implica para animales, sino también por la confianza en los resultados que se obtienen a partir de ratones que viven en bioterios totalmente asépticos. Por eso, la tendencia en el mundo es minimizar el uso de estos animales en ensayos pre-clínicos y potenciar la investigación con organoides.
En este sentido, a fines del año pasado la FDA estadounidense firmó un acuerdo de cooperación con el laboratorio Emule, para desarrollar este tipo de órganos en un chip. "En Europa se están haciendo bancos de organiodes partiendo de tumores que se operan en pacientes y, en vez de tirarlos, podrían disociarse, cultivarse, formar pequeños tumores y congerlarlos. Eventualmente, si se desarrolla una nueva estrategia terapéutica, se los puede descongelar y probar en esas células humanas", ejemplifica Simian y agrega que también se han visto casos en los que se prueban medicamentos en los organoides, pero no se los puede usar en pacientes porque todavía no están aprobados. "En lugares adonde la clínica está muy cerca de lo básico pasa todo a la vez. Acá, estamos un poco más atrás en poder armar ese tipo de centros, pero en algunas clínicas norteamericanas, como Dana Farber, está la paciente, la operan, le hacen la genómica, llevan el tumor a los laboratorios que están en el subsuelo, disocian el tumor, lo cultivan y hacen pruebas. está todo junto".
En la Argentina, este tipo de investigaciones todavía se encuentra en una etapa incipiente. No solo porque existen muy pocos grupos dedicados al tema, sino también porque uno de los principales inconvenientes es el acceso a reactivos y otros insumos necesarios para llevarlas a cabo, que son muy costosos y tardan en arribar a los laboratorios locales. Algo similar ocurre en otros países de la región, como Brasil, adonde "tuvieron que hacer un salto un poco más acelerado para la investigación en Zika, que se hizo en organoides de cultivo", recuerda Simian, quien propone "pensar en qué tipo de inversión queremos hacer como país en este tema y ver si podemos lograr una investigación básica más exitosa, porque lo que queremos como investigadores y biólogos que trabajamos en tratamientos es que lo que nosotros imaginamos termine en la clínica".

Si los robots se quedan con nuestro trabajo: ¿qué debería hacer el gobierno?

La irrupción de nuevas formas de producción siempre provocó trastornos en la sociedad y por eso los especialistas buscan anticiparse a los cambios que impone el avance tecnológico de los ultimos años


Muchos tecnólogos y futuristas capaces están convencidos de que estamos muy cerca de habitar un mundo en el que la inteligencia artificial , los robots y otras tecnologías volverán obsoleta una gran parte de los empleos de la actualidad.
Por supuesto que podrían estar equivocados, pero las consecuencias, si están en lo correcto, serían inmensas, pues podría ser un desafío determinante en las décadas por venir, el cual requerirá de atención política.
Algunas de las soluciones potenciales son grandes ideas audaces que han ganado terreno en círculos ideológicos particulares. El ingreso básico universal -la idea de que todos los meses el gobierno simplemente regale a cada ciudadano el dinero suficiente para costear sus necesidades básicas- tiene seguidores tanto entre los libertarios a favor del libre mercado como entre los socialistas.
Sin embargo, otras ideas que se han comenzado a filtrar en círculos de política económica podrían brindar ventajas en términos de costo y de viabilidad política.
Una propuesta interesante en este tema se presentó en un artículo publicado por el Instituto Roosevelt, un centro de estudios liberal, llamado "No hay que temer a los robots". El autor, el economista Mark Paul, formula que una serie de medidas políticas que no son del todo radicales, si están aisladas, podrían garantizar que los beneficios de los avances tecnológicos se pudieran disfrutar ampliamente.
Una de las propuestas señala que si una empresa necesita reducir 20 por ciento de su fuerza laboral por la tecnología, lo mejor para la sociedad es que reduzca las horas laborales de cada trabajador un 20 por ciento en vez de despedir a 20 por ciento de su personal
Una de las propuestas señala que si una empresa necesita reducir 20 por ciento de su fuerza laboral por la tecnología, lo mejor para la sociedad es que reduzca las horas laborales de cada trabajador un 20 por ciento en vez de despedir a 20 por ciento de su personal Fuente: AFP
Como ejemplo, Paul asegura que la Reserva Federal y otros legisladores deberían comprometerse de manera más vigorosa a buscar una meta de "empleo máximo" que quede establecida en la ley federal, aunque implique tolerar un poco más el riesgo de que haya inflación.
Paul defiende la revisión de la ley de propiedad intelectual para que las empresas que desarrollan patentes y marcas registradas valiosas no tengan un monopolio de tal magnitud sobre sus innovaciones. Con el tiempo, es probable que más beneficios de la tecnología recaigan en la mano de obra que en el capital.
Además, Paul cree que hay potencial en los programas de repartición del trabajo como los que se han utilizado para mantener una tasa baja de desempleo en Alemania, incluso durante recesiones económicas. La idea es que, si una empresa necesita reducir 20 por ciento de su fuerza laboral debido a las innovaciones recientes, es mejor para la sociedad que reduzca las horas laborales de cada trabajador un 20 por ciento en vez de despedir a 20 por ciento de su personal.
Paul argumenta que los cambios rápidos de habilidades y las tecnologías que exige la economía moderna fortalecen el financiamiento público para la educación superior y la capacitación con el fin de que se adapten los trabajadores.
Queremos una economía sólida y creciente. Tan solo necesitamos implementar políticas adecuadas para garantizar que los trabajadores no carguen el peso de esa transición
Mark Paul, economista del Instituto Roosevelt
Este conjunto de propuestas se basa en la idea de que la ola emergente de disrupción digital no tendrá como resultado una pérdida permanente de la demanda de trabajadores, sino más bien cambios en el tipo de trabajo que necesita la economía. No es distinto al cambio de inicios del siglo XX en Estados Unidos cuando se pasó de la economía agrícola a la industrial, o el cambio de una economía industrial a una informática en el último medio siglo.
En este contexto, el objetivo no es impedir esa evolución, sino intentar que el equilibrio se incline hacia los empleados mientras ocurre la transición. "Queremos una economíasólida y creciente", comentó Paul. "Tan solo necesitamos implementar políticas adecuadas para garantizar que los trabajadores no carguen el peso de esa transición".
Aunque estas ideas sin duda tienen su origen en una perspectiva de centro izquierda, es impactante cómo algunas de ellas se traslapan con los objetivos de los intereses empresariales centristas e incluso con algunos pensadores de tendencia conservadora.
El Instituto Global McKinsey, el brazo de investigación del gigante consultor que ha producido análisis exhaustivos en los que sugiere que en la próxima década los avances en la informática y la robótica pondrán en peligro millones de empleos, suele enfatizar el papel de la educación y la capacitación subsidiadas.
Susan Lund, una socia de la firma, asegura que cada vez es más crucial que la gente mejore sus habilidades de manera continua para seguirle el paso a la tecnología cambiante, ya sea por medio de universidades comunitarias, universidades tradicionales o capacitación en línea con objetivos focalizados.
"Sería interesante que hubiera cuentas de aprendizaje que duraran toda la vida, y que pudieran financiarlas el gobierno o los empleadores, pero lo deseable es que la gente sea capaz de ausentarse dos meses del trabajo para tomar cursos y así poder seguir el ritmo del cambio", mencionó Lund.
Para algunos es crucial que la gente mejore sus habilidades de manera continua para seguirle el paso a la tecnología cambiante, ya sea en universidades tradicionales o capacitación en línea con objetivos focalizados
Para algunos es crucial que la gente mejore sus habilidades de manera continua para seguirle el paso a la tecnología cambiante, ya sea en universidades tradicionales o capacitación en línea con objetivos focalizadosFuente: AFP
Lund y sus colegas de McKinsey también recomiendan nuevas estrategias para que las prestaciones como el seguro de salud y los fondos para el retiro sean más "portátiles", así la gente que trabaja como contratista independiente o cambia de trabajo con frecuencia podría tener mayor estabilidad.
En la medida que muchas de estas ideas implican que el gobierno tenga un papel más activo, los conservadores suelen ser más desconfiados. No obstante, Michael Strain, un académico del American Enterprise Institute, un centro de estudios conservador, asegura que los riesgos de una disrupción son tan altos que se podría necesitar algún tipo de flexibilidad.
En particular, podríamos dirigirnos hacia un mercado laboral bifurcado, en el que la gente con habilidades avanzadas gane mejores salarios, pero los trabajadores que no las tengan vean cómo la tecnología reduce la demanda de sus servicios, con lo cual disminuirían sus sueldos.
En la actualidad, la tasa de desempleo es la más baja en 18 años, y el principal desafío para la economía en este momento es que la productividad es demasiado baja, no que la tecnología esté elevando la productividad a tal punto que esté dejando a la gente sin trabajo.
Así que sigue siendo especulativa esta discusión sobre soluciones potenciales mediante políticas para un futuro que podría o no llegar, aún más en una era de disfunción congresista.
Sin embargo, hay una lección que vale la pena tomar en cuenta. La globalización y la automatización provocaron un trastorno en la industria manufacturera desde los años 80 hasta inicios de la década de 2000, y millones de empleados que trabajaban en fábricas perdieron sus puestos. Aún se siente la disrupción en las comunidades, y podría decirse que es la raíz de muchos de los principales problemas sociales y económicos de esta era.
Si una ola tecnológica similar está cerca de eliminar millones de empleos de trabajadores de servicio, todos deberíamos procurar que la historia no se repita.

La tribu de los robots que nacen en impresoras 3D se expande por el mundo


Gael Langevin junto a un robot InMoov; todo el diseño es de código abierto, así que cualquier persona con una impresora 3D puede crear el suyo

"Soy como Dexter, pero no con humanos", bromea Gael Langevin, recién llegado a Barcelona desde París. Repartido en dos maletas, lleva un cuerpo descuartizado. A diferencia de los que manejaba el asesino de la serie de Showtime, se trata del cuerpo de un robot . Asegura no haber tenido ningún problema en el aeropuerto. Escultor de profesión, Langevin modeló hace siete años la estructura de un autómata de tamaño humano cuyas partes se pueden reproducir en casa con una impresora 3D . Luego aprendió a programar y buscó ayuda de expertos para dar vida a su creación, que compartió al completo en la gran red. Calcula que actualmente existe una tribu de unos 1000 autómatas inMoov en todo el mundo (incluyendo varios en la Argentina), no todos enteros pero sí con un mínimo de dos brazos.
Todo empezó cuando un cliente de Langevin le pidió que moldeara una prótesis de una mano. Al final el encargo fue cancelado, pero él siguió. Se inspiró en una de sus extremidades superiores para construirla y le añadió un motor. Colgó el modelo 3D y un tutorial del proceso de creación en internet. "En dos meses 7000 personas se habían descargado la mano", cuenta. Y decidió ir aún más allá y construir un robot entero, inspirado en su propio cuerpo, pero mejorado, "con bíceps más grandes y la espalda más ancha". Langevin eligió colaborar con el creador de un software llamado My Robot Lab, el norteamericano Greg Perry, para dotar su obra de habilidades. "Normalmente la carcasa del robot se hace lo último, yo lo hice al revés", apunta. Ahora el robot es capaz de hablar nueve idiomas, ver a través de las cámaras que lleva en los ojos, reconocer a personas y coger objetos.
"Puede memorizar tu cara y podría guardar tus datos en un servidor. Luego, todos los robots inMoov serían capaces de reconocerte y, saber, por ejemplo, si estás casado o tienes un perro", explica Langevin. Este funcionamiento en red de los autómatas aún no está en marcha. " Tenemos que pensar mucho en ello a nivel ético", reflexiona. Ante una posible amenaza futura de los robots hacia los humanos, Langevin destaca la importancia de que los proyectos de inteligencia artificial sean de código abierto, como el suyo. "Si algo va mal, todo el mundo tiene que tener acceso a él. En el software propietario solo pueden tocarlo los creadores y eso es más arriesgado", opina. "Hemos visto escenarios muy malos en las películas y en los libros, tenemos que aprender de esto", concluye.
Gerard Espona es un ingeniero informático de Barberà del Vallès (Barcelona) especializado en visión por computador y director técnico de la startup Instaply. Él mismo construyó la mano de un robot inMoov en casa y está trabajando en el brazo.Aparece en el mapa de los clones del autómata de Langevin repartidos por el mundo. Espona se interesó por el proyecto como reto personal y para introducir a sus dos hijos en el mundo de la robótica. "Empezar cuesta bastante, reconoce" y por ese motivo propuso hace un tiempo a Langevin la creación de un asistente en realidad aumentada para mejorar los tutoriales. De momento, esta idea continúa en el tintero.
"Vi que en alguna conferencia preguntaban a Gael por el proyecto de compartir datos entre robots en la nube y que si sería como un ejército", explica Espona, que no ve peligro en el proyecto porque, según él, la tecnología está "muy lejos" de dotar a los robots de "conciencia". De hecho, inMoov proporciona una conversación como las de los asistentes personales Siri (Apple), Alexa (Amazon) o Google Assistant. "Queda un buen rato para que se pueda considerar un ciudadano", reflexiona Espona, que no ve que el sujeto creado por Langevin se pueda convertir en un Frankenstein.
Construir un robot en casa es quizá uno de los grandes hitos de la filosofía hazlo tú mismo, eje del encuentro Maker Faire Barcelona 2018, en el que los asistentes pudieron interactuar con el inMoov de Langevin, ya resucitado después de su letargo dentro de las trolleys. Langevin estima que todo el proceso de construcción tiene un coste de unos 1.500 euros y que, "si consigues hacer el dedo, puedes hacer todo el robot". El escultor francés destaca que lo que le ha sorprendido más en estos años es la historia de un chico griego que, con 15 años, publicó que había construido el robot entero, sin haber planteado ninguna pregunta en los foros. Otra sorpresa: un maker que modificó la mano y la convirtió en un tentáculo de pulpo. Asegura que los particulares comparten más información de las mejoras que obtienen en comparación con las universidades que apuestan por el proyecto. El asunto pendiente de Langevin: conseguir que inMoov ande.

Este hombre que fue despedido de su trabajo por una máquina

Ibrahim Diallo fue despedido sin ninguna explicación, hasta que descubrió el misterio
Ibrahim Diallo fue despedido sin ninguna explicación, hasta que descubrió el misterio
"No era la primera vez que mi tarjeta electrónica para entrar a la empresa fallaba. Asumí que había que reemplazarla por otra".
Así comenzó una serie de insólitas situaciones que hicieron que Ibrahim Diallo fuera despedido de su trabajo. Pero no fue su jefa la que lo despidió; fue una máquina.

"La automatización puede ser una ventaja para una compañía, pero tiene que haber una manera en que los humanos puedan intervenir si las máquinas cometen un error", escribe.
Su historia comienza el día en que no pudo ingresar al rascacielos de Los Ángeles donde estaba su oficina y tuvo que pedirle al guardia que lo dejara ingresar porque su pase no funcionaba.
Todo comenzó cuando un día su tarjeta electrónica le bloqueó el acceso al edificio
Todo comenzó cuando un día su tarjeta electrónica le bloqueó el acceso al edificio
"Apenas entré a la oficina le fui a decir a mi jefa lo que estaba pasando. Ella me prometió que me conseguiría otro de inmediato".
Pero luego notó que había sido bloqueado del sistema computacional y un colega le dijo que la palabra "inactivo" aparecía al lado de su nombre.
El día fue de mal en peor.
Después de almuerzo, su jefa le dijo que había recibido un correo donde le informaban que su contrato había terminado. Le prometió que resolvería el problema.
Al día siguiente le volvió a ocurrir lo mismo. Entró con la ayuda del guardia y unas horas más tarde dos personas le dijeron que lo iban a escoltar hasta que saliera del edificio.
Su jefa estaba confundida, pero no pudo ayudarlo.
Cuando fue escoltado fuera del edificio, supo que el insólito despido era real
Cuando fue escoltado fuera del edificio, supo que el insólito despido era real
"Estaba despedido y ella no podía hacer nada. Tampoco el director pudo hacer nada. Ambos se quedaron viendo cómo era forzado a empacar mis cosas y salir de la oficina".
Diallo llevaba ocho meses en un trabajo por el cual había sido contratado por un período de tres años.
Pasaron tres semanas y las cosas no se arreglaban. "El sistema quería sangre y yo era la primera víctima".
Hasta que llegó el momento en que sus jefes descubrieron la razón por la que había sido despedido.
La empresa estaba atravesando por una serie de cambios, tanto a nivel de los sistemas electrónicos, como de la gente que estaba contratada.
El mensaje de correo electrónico que confirma el despido de Ibrahim Diallo
El mensaje de correo electrónico que confirma el despido de Ibrahim Diallo
Su primer jefe había sido despedido y enviado a trabajar desde la casa por el resto de los días que le quedaban antes de que se acabara su contrato. En ese período, él no renovó el contrato de Diallo en el nuevo sistema.
Después de eso, las máquinas tomaron el control y decidieron que con la información disponible, él era un exempleado.
Aunque le permitieron regresar después de esas tres semanas, quedó sin recibir salario por ese tiempo y además, con el recuerdo de "haber sido escoltado fuera del edificio como un ladrón".
Entonces decidió buscar otro trabajo.
Las máquinas fueron más poderosas que los jefes
Las máquinas fueron más poderosas que los jefes
Esta historia -que ocurrió en Estados Unidos- debería servir como una alerta sobre la relación entre las máquinas y los humanos, dice el experto en inteligencia artificial, Dave Coplin.
"Es otro ejemplo de una falla del pensamiento humano; cuando se produce una disputa entre humanos contra máquinas, en vez de una relación de humanos junto a máquinas", dice.
"Uno de los recursos fundamentales para todos los humanos en un mundo coninteligencia artificial es la rendición de cuentas. Solo porque el algoritmo dice que algo es la respuesta, no significa que efectivamente sea esa la respuesta".

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