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lunes, 25 de junio de 2018

Qué son los "órganos en un chip" que están revolucionando la investigación médica

Marina Simian, del Instituto de Nanosistemas de la UnSam


"La mayoría de los ensayos pre-clínicos que actualmente se realizan en ratones fracasan. En oncología, por ejemplo, solo el 5% de las drogas que entran a fase 1 termina siendo aprobada", dice la investigadora Marina Simian, especialista en el desarrollo de nuevos tratamientos para el cáncer de mama mediante el uso combinado de drogas tradicionales y nanotecnología en el Instituto de Nanosistemas de la Universidad Nacional de San Martín (INS-UNSAM). Simian advierte que, en el ámbito científico, se está reflexionando sobre cómo invertir mejor los recursos y una posibilidad es reemplazar las pruebas en animales por lo que se conoce como organoides, desarrollados con células humanas, "porque se busca que sea lo más reproducible a nuestra biología".
Estos organoides (que también son denominados órganos en un chip, por el inglésorgans on a chip), son "una unidad funcional de un órgano, capaz de reproducir en cultivo la estructura biológica y la función de su contraparte in vivo", aclara Simian, y explica que el origen de estos organoides puede ser múltiple: una pequeña parte de un órgano, células reprogramadas o células embrionarias.
"Esto es una revolución: se da una conjunción entre el fracaso del sistema actual y el descubrimiento de determinados métodos, tanto de cultivos de células como de microfabricación. Es un momento en el que se combinan todas estas cosas y se puede dar un paso hacia adelante", destaca la especialista y advierte que el hecho de que se trate de estructuras en tres dimensiones es fundamental en la investigación, ya que en la actualidad se trabaja con células planas o en dos dimensiones, y la interacción entre ellas, así como las reacciones que presentan frente a los tratamientos, son totalmente diferentes cuando se las estudia de uno u otro modo.
Actualmente, existen dos métodos para "armar" estos organoides. Uno de ellos es conocido como top down, que parte de biomateriales sintéticos y células aisladas que se combinan para formar una estructura que remeda o emula al órgano en miniatura. El otro método es el denominado bottom up, mediante el cual se aprovecha la capacidad de auto-organización que tienen las células. "En nuestro laboratorio trabajamos con esta última metodología y esperamos más adelante poder trabajar en las top down, que requieren un proceso más interdisciplinario", afirma Simian, que es doctora en Ciencias Biológicas, y subraya que, junto con su equipo de alrededor de diez especialistas, entre becarios e investigadores, lograron cultivar y emular células tumorales de bioblastoma y de un tipo de cáncer de mama en particular, junto con otras células del sistema inmune denominadas macrófagos, que de algún modo protegen y ayudan al tumor a sobrevivir a los tratamientos conocidos.
"Estamos empezando a tratarlos y a estudiar en detalle qué es lo que pasa cuando les aplicamos distintos tipos de nanopartículas dirigidas, que contengan medicamentos o material genético que permita reprogramar a los macrófagos", explica Simian, que se desempeñó como becaria posdoctoral e investigadora del CONICET en el Instituto de Oncología Ángel H. Roffo durante más de diez años, y adelanta: "Ahora que están todas juntas, vamos a tirarles nanopartículas que alteren o afecten específicamente a células del sistema inmune, porque queremos ver si eso hace que desaparezca el tumor".
Marina Simian, del Instituto de Nanosistemas de la UnSam
Marina Simian, del Instituto de Nanosistemas de la UnSam Crédito: Agencia TSS

Laboratorios sin ratones

El uso de ratones para la investigación en laboratorio ha comenzado a ser cuestionado durante los últimos años, no sólo porque es un método costoso y por el sufrimiento que implica para animales, sino también por la confianza en los resultados que se obtienen a partir de ratones que viven en bioterios totalmente asépticos. Por eso, la tendencia en el mundo es minimizar el uso de estos animales en ensayos pre-clínicos y potenciar la investigación con organoides.
En este sentido, a fines del año pasado la FDA estadounidense firmó un acuerdo de cooperación con el laboratorio Emule, para desarrollar este tipo de órganos en un chip. "En Europa se están haciendo bancos de organiodes partiendo de tumores que se operan en pacientes y, en vez de tirarlos, podrían disociarse, cultivarse, formar pequeños tumores y congerlarlos. Eventualmente, si se desarrolla una nueva estrategia terapéutica, se los puede descongelar y probar en esas células humanas", ejemplifica Simian y agrega que también se han visto casos en los que se prueban medicamentos en los organoides, pero no se los puede usar en pacientes porque todavía no están aprobados. "En lugares adonde la clínica está muy cerca de lo básico pasa todo a la vez. Acá, estamos un poco más atrás en poder armar ese tipo de centros, pero en algunas clínicas norteamericanas, como Dana Farber, está la paciente, la operan, le hacen la genómica, llevan el tumor a los laboratorios que están en el subsuelo, disocian el tumor, lo cultivan y hacen pruebas. está todo junto".
En la Argentina, este tipo de investigaciones todavía se encuentra en una etapa incipiente. No solo porque existen muy pocos grupos dedicados al tema, sino también porque uno de los principales inconvenientes es el acceso a reactivos y otros insumos necesarios para llevarlas a cabo, que son muy costosos y tardan en arribar a los laboratorios locales. Algo similar ocurre en otros países de la región, como Brasil, adonde "tuvieron que hacer un salto un poco más acelerado para la investigación en Zika, que se hizo en organoides de cultivo", recuerda Simian, quien propone "pensar en qué tipo de inversión queremos hacer como país en este tema y ver si podemos lograr una investigación básica más exitosa, porque lo que queremos como investigadores y biólogos que trabajamos en tratamientos es que lo que nosotros imaginamos termine en la clínica".

Si los robots se quedan con nuestro trabajo: ¿qué debería hacer el gobierno?

La irrupción de nuevas formas de producción siempre provocó trastornos en la sociedad y por eso los especialistas buscan anticiparse a los cambios que impone el avance tecnológico de los ultimos años


Muchos tecnólogos y futuristas capaces están convencidos de que estamos muy cerca de habitar un mundo en el que la inteligencia artificial , los robots y otras tecnologías volverán obsoleta una gran parte de los empleos de la actualidad.
Por supuesto que podrían estar equivocados, pero las consecuencias, si están en lo correcto, serían inmensas, pues podría ser un desafío determinante en las décadas por venir, el cual requerirá de atención política.
Algunas de las soluciones potenciales son grandes ideas audaces que han ganado terreno en círculos ideológicos particulares. El ingreso básico universal -la idea de que todos los meses el gobierno simplemente regale a cada ciudadano el dinero suficiente para costear sus necesidades básicas- tiene seguidores tanto entre los libertarios a favor del libre mercado como entre los socialistas.
Sin embargo, otras ideas que se han comenzado a filtrar en círculos de política económica podrían brindar ventajas en términos de costo y de viabilidad política.
Una propuesta interesante en este tema se presentó en un artículo publicado por el Instituto Roosevelt, un centro de estudios liberal, llamado "No hay que temer a los robots". El autor, el economista Mark Paul, formula que una serie de medidas políticas que no son del todo radicales, si están aisladas, podrían garantizar que los beneficios de los avances tecnológicos se pudieran disfrutar ampliamente.
Una de las propuestas señala que si una empresa necesita reducir 20 por ciento de su fuerza laboral por la tecnología, lo mejor para la sociedad es que reduzca las horas laborales de cada trabajador un 20 por ciento en vez de despedir a 20 por ciento de su personal
Una de las propuestas señala que si una empresa necesita reducir 20 por ciento de su fuerza laboral por la tecnología, lo mejor para la sociedad es que reduzca las horas laborales de cada trabajador un 20 por ciento en vez de despedir a 20 por ciento de su personal Fuente: AFP
Como ejemplo, Paul asegura que la Reserva Federal y otros legisladores deberían comprometerse de manera más vigorosa a buscar una meta de "empleo máximo" que quede establecida en la ley federal, aunque implique tolerar un poco más el riesgo de que haya inflación.
Paul defiende la revisión de la ley de propiedad intelectual para que las empresas que desarrollan patentes y marcas registradas valiosas no tengan un monopolio de tal magnitud sobre sus innovaciones. Con el tiempo, es probable que más beneficios de la tecnología recaigan en la mano de obra que en el capital.
Además, Paul cree que hay potencial en los programas de repartición del trabajo como los que se han utilizado para mantener una tasa baja de desempleo en Alemania, incluso durante recesiones económicas. La idea es que, si una empresa necesita reducir 20 por ciento de su fuerza laboral debido a las innovaciones recientes, es mejor para la sociedad que reduzca las horas laborales de cada trabajador un 20 por ciento en vez de despedir a 20 por ciento de su personal.
Paul argumenta que los cambios rápidos de habilidades y las tecnologías que exige la economía moderna fortalecen el financiamiento público para la educación superior y la capacitación con el fin de que se adapten los trabajadores.
Queremos una economía sólida y creciente. Tan solo necesitamos implementar políticas adecuadas para garantizar que los trabajadores no carguen el peso de esa transición
Mark Paul, economista del Instituto Roosevelt
Este conjunto de propuestas se basa en la idea de que la ola emergente de disrupción digital no tendrá como resultado una pérdida permanente de la demanda de trabajadores, sino más bien cambios en el tipo de trabajo que necesita la economía. No es distinto al cambio de inicios del siglo XX en Estados Unidos cuando se pasó de la economía agrícola a la industrial, o el cambio de una economía industrial a una informática en el último medio siglo.
En este contexto, el objetivo no es impedir esa evolución, sino intentar que el equilibrio se incline hacia los empleados mientras ocurre la transición. "Queremos una economíasólida y creciente", comentó Paul. "Tan solo necesitamos implementar políticas adecuadas para garantizar que los trabajadores no carguen el peso de esa transición".
Aunque estas ideas sin duda tienen su origen en una perspectiva de centro izquierda, es impactante cómo algunas de ellas se traslapan con los objetivos de los intereses empresariales centristas e incluso con algunos pensadores de tendencia conservadora.
El Instituto Global McKinsey, el brazo de investigación del gigante consultor que ha producido análisis exhaustivos en los que sugiere que en la próxima década los avances en la informática y la robótica pondrán en peligro millones de empleos, suele enfatizar el papel de la educación y la capacitación subsidiadas.
Susan Lund, una socia de la firma, asegura que cada vez es más crucial que la gente mejore sus habilidades de manera continua para seguirle el paso a la tecnología cambiante, ya sea por medio de universidades comunitarias, universidades tradicionales o capacitación en línea con objetivos focalizados.
"Sería interesante que hubiera cuentas de aprendizaje que duraran toda la vida, y que pudieran financiarlas el gobierno o los empleadores, pero lo deseable es que la gente sea capaz de ausentarse dos meses del trabajo para tomar cursos y así poder seguir el ritmo del cambio", mencionó Lund.
Para algunos es crucial que la gente mejore sus habilidades de manera continua para seguirle el paso a la tecnología cambiante, ya sea en universidades tradicionales o capacitación en línea con objetivos focalizados
Para algunos es crucial que la gente mejore sus habilidades de manera continua para seguirle el paso a la tecnología cambiante, ya sea en universidades tradicionales o capacitación en línea con objetivos focalizadosFuente: AFP
Lund y sus colegas de McKinsey también recomiendan nuevas estrategias para que las prestaciones como el seguro de salud y los fondos para el retiro sean más "portátiles", así la gente que trabaja como contratista independiente o cambia de trabajo con frecuencia podría tener mayor estabilidad.
En la medida que muchas de estas ideas implican que el gobierno tenga un papel más activo, los conservadores suelen ser más desconfiados. No obstante, Michael Strain, un académico del American Enterprise Institute, un centro de estudios conservador, asegura que los riesgos de una disrupción son tan altos que se podría necesitar algún tipo de flexibilidad.
En particular, podríamos dirigirnos hacia un mercado laboral bifurcado, en el que la gente con habilidades avanzadas gane mejores salarios, pero los trabajadores que no las tengan vean cómo la tecnología reduce la demanda de sus servicios, con lo cual disminuirían sus sueldos.
En la actualidad, la tasa de desempleo es la más baja en 18 años, y el principal desafío para la economía en este momento es que la productividad es demasiado baja, no que la tecnología esté elevando la productividad a tal punto que esté dejando a la gente sin trabajo.
Así que sigue siendo especulativa esta discusión sobre soluciones potenciales mediante políticas para un futuro que podría o no llegar, aún más en una era de disfunción congresista.
Sin embargo, hay una lección que vale la pena tomar en cuenta. La globalización y la automatización provocaron un trastorno en la industria manufacturera desde los años 80 hasta inicios de la década de 2000, y millones de empleados que trabajaban en fábricas perdieron sus puestos. Aún se siente la disrupción en las comunidades, y podría decirse que es la raíz de muchos de los principales problemas sociales y económicos de esta era.
Si una ola tecnológica similar está cerca de eliminar millones de empleos de trabajadores de servicio, todos deberíamos procurar que la historia no se repita.

El teclado tradicional nos sobrevivirá a todos

Un teclado inalámbrico de la firma Qwerky: imita el de una máquina de escribir, pero es para computadoras
est es como un Nintendo Power Glove que de verdad querrías usar". Así abría The Verge su reseña del que seis meses más tarde sería un fracaso valorado en casi 200.000 dólares. Gest iba a ser el interfaz del futuro. Este wearable, básicamente un par de garras con cables, nacía para ampliar las funciones de ratón y teclado. Y a la larga pensaba sustituirles... Pero no.
"Hemos sido incapaces de obtener los fondos que necesitábamos", admitía el equipo en Kickstarter, al tiempo que anunciaba el fin del proyecto y la devolución de las donaciones de los mecenas que no habían obtenido su recompensa.
¿Quién mató a Gest? En cierto sentido, lo hicieron las mismas teclas que están produciendo este texto. Fue Qwerty. El mismo teclado mecánico que aporreamos cada día y que Christopher Latham Sholes patentó en 1878. De ahí a las máquinas de escribir Remington y de Remington a la historia de la humanidad. Estos botoncitos negros nos van a enterrar a todos.

Receta para la vida eterna

"Hay que tener en cuenta que el teclado es excelente en muchos sentidos", puntualiza Chris Harrison, director del grupo de interfaces futuros en Carnegie Mellon. Este laboratorio lleva inventando formas de interacción alternativas desde 2010. "Primero, son sorprendentemente rápidos. Si fuesen lentos, nos habríamos deshecho de ellos hace mucho tiempo. Una de las razones de que sigan aquí 150 años después de su invención es que su diseño es muy bueno. Los mecanógrafos más diestros pueden escribir casi tan rápido como piensan y componer textos de calidad", razona.
Los extraordinarios avances en las tecnologías de reconocimiento de voz ni siquiera representan una amenaza. "Los teclados son silenciosos. Preservan la privacidad. Puedo escribir en una biblioteca sin que la gente que está a mi lado sepa qué estoy tecleando. No puedo hacer eso con la voz", precisa Harrison.
El diseño original de la máquina de escribir sigue vigente 150 años después de su creación
El diseño original de la máquina de escribir sigue vigente 150 años después de su creación
¿Qué propone el grupo de interfaces futuras?
Los trabajos de este laboratorio, ubicado en Pittsburg (Pensilvania), se centran en la creación de interfaces que combinen distintos sensores en plataformas que vayan más allá de esta centenaria alfombra de botones. Wearables, realidad aumentada, paredes, piel... Estas son algunas de sus invenciones:

¿Sin manos?

¿Escaparemos de la dictadura de Qwerty? Tal vez. Pero tardaremos más en dejar de necesitar las manos. Harrison tampoco tiene claro que queramos hacerlo. "Las manos humanas son asombrosas", sentencia. En su opinión, las necesitamos para las tareas creativas, aunque sean digitales: "¿Te imaginás pintar con la voz? ¿O solucionar un cubo de Rubik? ¡Sería muy frustrante!". Los interfaces de voz seguirán ganando precisión y terreno en nuestras interacciones con la tecnología, pero seguiremos siendo más rápidos en tareas como corregir errores si llegamos a las manos.
Por lo pronto, Harrison ve más probable que avancemos hacia interfaces que resulten de una ampliación de los que ya conocemos. "Creo que es más probable que implementemos mejores habilidades de corrección y predicción de texto o incluso que fusionemos el texto escrito con el hablado". Pero esto es fácil decirlo. Que el teclado clásico siga gozando de una salud estupenda no quiere decir que no llevemos años intentando desbancarlo.
Leap Motion, una forma de controlar todo con las manos

Con botones, pero sin Qwerty

¿La tortilla lleva cebolla? ¿Colacao o Nesquik? ¿Es Qwerty la mejor distribución posible en el teclado? Hay opiniones. En este contexto, no hemos dejado de buscar distribuciones alternativas para nuestros dispositivos móviles, como el formato panal deKeybee o estilo sudoku de MessagEase.
MessagEase y Keybee
MessagEase y Keybee
Tampoco faltan propuestas en lo que a teclados para ordenador se refiere. Open Steno Project aboga por la recuperación de la taquigrafía sin invertir en dispositivos que cuestan miles de dólares: su estrategia es convertir los teclados convencionales en máquinas de taquigrafía a través de Plover, un programa de código abierto.
Morph apuesta por el todo en uno. Un solo panel con 20.000 sensores que sirven para una u otra tarea en función de la lámina que se les ponga encima: piano, producción musical, batería, edición de vídeo, gaming y teclado convencional.

En el extremo más conservador de la guerra contra el teclado clásico, SketchKeys ofrece etiquetas autoadhesivas que identifican los atajos de Sketch y Photoshop. La idea deNums es superponer un teclado numérico sobre el pad que utilizamos como ratón en los portátiles de Apple.

Coches sin volante

¿Acabará el reinado del teclado? "Esto es como preguntar cuándo desaparecerá el volante. Sí, hay otros métodos para controlar los vehículos y tal vez algún día queden inutilizados por los vehículos autónomos. Pero también sospecho que seguiremos haciendo coches con volante dentro de 150 años. ¿Por qué? Porque funcionan muy bien. La industria automovilística es un mercado altamente competitivo donde opera la selección natural", explica Harrison.
Con los teclados ocurre lo mismo. Siguen cumpliendo su función a las mil maravillas. "Sin duda aparecerán otros métodos, pero sospecho que seguiremos teniendo teclados a lo largo de muchas décadas, tal vez durante otros 150 años".

Esta computadora es tan diminuta que hace que un grano de arroz parezca gigante

El sensor creado en la Universidad de Michigan tiene 0,3 mm de lado; aquí, junto a un grano de arroz como comparación
El sensor creado en la Universidad de Michigan tiene 0,3 mm de lado; aquí, junto a un grano de arroz como comparación
a imagen que acompaña este texto no deja muchas dudas: un cuadradito con unos alambres junto a un objeto oblongo, blanco, levemente traslúcido. El cuadradito es la computadora más pequeña del mundo; el bloque blanco a su lado, un grano de arroz.
La intención, claro, es dar una referencia para mostrar, con un objeto conocido, lo diminuto del dispositivo; y a la vez, usarlo para mostrar cuánto más chica es esta computadora que la que anunció IBM en marzo, que usó un grano de sal como referencia. Es diez veces menor, según sus creadores.
Pero son computadoras bastante diferentes, porque con la miniaturización los científicos de la universidad de Michigan tuvieron que limitar bastante la capacidad de este equipo. Por ejemplo, no puede tener antena de radio para enviar y recibir información, así que usa un LED especial, cambiando los diodos por capacitores conmutados. La luz que le envía una estación base le transmite los datos, y también energía; y lee los pulsos de luz con los que esta diminuta computado se comunica con ella. Al igual que la de IBM no tiene memoria permanente: si se apaga, pierde todos los datos recabados.
Este sensor es, sobre todo, un termómetro, capaz de detectar variaciones de 0,1 grados Celsius. Es biocompatible y está pensado para analizar, entre otras cosas, la temperatura de un grupo de células cancerígenas (en un tumor, por ejemplo); en medicina hace tiempo se intenta comprobar que las células cancerígenas tienen una temperatura levemente mayor al del tejido sano, pero es difícil medir esto con precisión, y este sensor permitiría lograrlo al ser implantado en forma permanente en cualquier parte sin que el paciente (humano o animal) lo sienta.

domingo, 24 de junio de 2018

Lavadora que seca y dobla la ropa: conoce cuánto cuesta y cómo funciona

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TANYAROZHNOVSKAYA/SHUTTERSTOCK
Una lavadora que también seca, dobla la ropa y la deja pronta para guardar. Parece un sueño para todas las personas que sienten pereza a la hora de ordenar las prendas, pero eso una realidad que se está volviendo viral en las redes sociales.
Si eres de los que preferiría estar haciendo cualquier cosa antes de planchar y doblar la ropa, este electrodoméstico nuevo es la opción ideal para ti.

Máquina que dobla ropa

Esta máquina multifunción, llamada Foldimate, tiene como diferencial el hecho que plancha y dobla la ropa, ya que para secar existen muchas otras opciones.

¿Cómo funciona?

En la parte externa de la máquina se pueden colgar las prendas en sujetadores acoplados. Después es solo encenderla y, automáticamente, cada prenda será planchada y doblada. A través de un sistema a vapor que elimina las arrugas, la ropa quedará lisa y perfumada.
De acuerdo con la información del sitio web, la máquina puede doblar hasta 20 piezas de una vez. El proceso es rápido: apenas 30 segundos para planchar cada pieza y diez para doblarla. Este video la muestra en acción:

¿Cuánto cuesta?

Toda esa tecnología se refleja en el precio, estimado entre 700 y 850 dólares. Puede parecer alto, pero recuerda que es el primer producto de su tipo y se trata de un prototipo. En el futuro seguramente valdrán menos y nos podremos olvidar del fastidio de planchar y doblar la ropa de una vez por todas.

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